domingo, 26 de diciembre de 2010

29 primaveras


Hoy celebro que desde el 16 de Noviembre contemplo 29 primaveras a mis espaldas. A quien no lo sepa y quiera pasarse, nos vemos en "La Huerta" de la Plaza de los Terceros de Sevilla, a las 21:30, para tomar unos aperitivos y luego proseguir la noche. Que los 29 años sólo se cumplen una vez en la vida. Eso es asín.

¿Y qué he hecho yo a lo largo de 29 primaveras? Muchas cosas, estoy seguro... y podría haber hecho más... pero aún queda tiempo, ¿no?

-En mi primavera cero salió ardiendo el hospital donde nací. Suerte que mi madrina pudo salvarme, ya que era ATS y estaba a mi cargo. Mi madre ya estaba en casa, y yo estaba en observación por algo de los glóbulos rojos. Así he salido, vaya.
-En mi primera primavera, eso pasa siempre, empecé a balbucear mis primeras palabras y sonidos.
-En mi segunda primavera, algo también común, tuve la suficiente destreza como para andar más de dos pasos seguidos.
-En mi tercera primavera, una mula del corral de mis abuelos en el pueblo tuvo a bien propinarme una patada en la frente que me dejó marcado de por vida. No necesito tatuajes para marcar la diferencia.
-En mi cuarta primavera mi vida deambulaba entre las vecinas del Polígono de San Pablo.
-En mi quinta primavera empecé el colegio y tuve mi particular amigo de la infancia: Carlitos.
-En mi sexta primavera mi familia se mudó a un barrio pijo de Sevilla, el Porvenir, y comencé en un nuevo cole: El Joaquín Turina.
-En mi séptima primavera estuve con amigos inolvidables del barrio, como las mellizas, Blanca o Chema.
-En mi octava primavera hice la comunión vestido de marinerito. Estas cosas tenemos que evitárselas a las generaciones futuras.
-En mi novena primavera, una maestra nefasta decidió que la mejor manera de solucionar mis problemas de atención e inadaptabilidad era que repitiera 5º de EGB. Esto es como lo de la mula: Le pasa a poca gente.
-En mi décima primavera, repitiendo, conocí a más y mejores amigos y amigas que los que había tenido los cursos anteriores, en especial Merino.
-En mi úndecima primavera, mis hermanos ya se habían independizado, y a mi padre lo trasladaron a vivir a Huelva. Desde el principio, no encajé bien ni en la ciudad ni en el colegio religioso al que tuve que ir.
-En mi duodécima primavera, fui conociendo a uno de los mejores amigos que he tenido nunca: Nacho. Comencé además a aficionarme por Eurovisión.
-En mi decimotercera primavera, mi vida se limitaba a una adolescencia muy rara, y raras veces feliz.
-En mi decimocuarta primavera conocí a Antonio Díaz, personaje con el que tuve no pocas tertulias semanasanteras.
-En mi decimoquinta primavera me fui haciendo mayor y me salieron más pelos de los que había tenido hasta ese momento.
-En mi decimosexta primavera terminé el BUP con una fantástico viaje a Italia. Fue uno de los últimos capítulos marista-onubenses.
-En mi decimoséptima primavera nos volvimos a trasladar a Sevilla. Fue un año de conocer a gente, de espabilarse y de inmersión en la cultura del botellón.
-En mi decimoctava primavera empecé la carrera de Historia del Arte. Conocí a muchos amigos, como Jesús o Jose. Me fumé mis primeros porros.
-En mi decimonovena primavera hicimos una pandilla universitaria de lo más variopinta en la que nunca faltaban primaveras por celebrar.
-En mi vigésima primavera hicimos un viaje de paso de ecuador a Praga y Budapest. En él, Pepa y yo comprendimos que teníamos que seguir riéndonos muchas primaveras más.
-En mi vigésimoprimera primavera mantenía una bonita relación con María que luego terminó rompiéndose. Viajes al mudéjar y un cariño que no sólo no se ha roto sino que se alimenta día tras día.
-En mi vigesimosegunda primavera pasé unos momentos críticos antes de terminar la carrera. Dudas internas y muchas cosas en la cabeza. Lo dejé con María.
-En mi vigesimotercera primavera decidí salir del armario y tuve mi primera relación con un hombre: Paco. Comencé el doctorado.
-En mi vigesimocuarta primavera realicé un viaje inolvidable a Canarias con Grego. Poco después comencé con Curro, en un momento un poco raro en mi vida. Duramos ocho meses.
-En mi vigesimoquinta primavera dejé el doctorado a la mitad y comencé a estudiar las oposiciones a Secundaria a la vez que trabajaba como monitor de actividades extraescolares y comedor en un cole de primaria, junto a personas tan especiales como María, Cristinita o Isa, entre otras.
-En mi vigesimosexta primavera aprobé las oposiciones sin plaza tras un año verdaderamente horrible y con visión túnel de todo.
-En mi vigesimoséptima primavera empecé a trabajar en insitutos de secundaria de Jaén, Cádiz y Granada, y descubrí que había encontrado una razón por la que luchar.
-En mi vigesimoctava primavera trabajé en Almería y tuve la suerte de conocer a gente que sé que serán amigos de por vida: Sergio, Laura, Adolfo...

¿Qué me deparará mi vigesimonovena primavera?

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