jueves, 23 de diciembre de 2010

Mascota adolescente sobre patines


Esta mascota adolescente sobre patines no tiene nombre. Por esa misma razón, y no por otra, la llamaremos Sin nombre. Recuerdo perfectamente que dibujé por vez primera este muñegote cuando en el colegio hicieron un concurso para que diseñáramos mascotas (lo que no recuerdo es de qué producto, porque hacían concursos de esos de forma más o menos asidua, y ya uno se pierde). Una lástima que Sin nombre no tenga nombre. Hubo una época en la que las mascotas tuvieron mucho carisma en nuestro país. Hoy día no hay así ninguna que valga la pena... ¿quién no se acuerda de ese maravilloso Cobi de Mariscal, o del colorido Curro de la Expo'92? ¿o incluso el cutre-pop Naranjito? Ya no hay mascotas con arte... y si no, acordaros de las mascotas de los Juegos de Atenas: Monísimas, sí, pero con menos gracia que un pan sin sal... o ese Indalito de los Juegos Mediterráneos de Almería, qué cosa más tonta. Así que diseñadoras y diseñadoros... pónganse las pilas y dejen volar su imaginación, que al fin y al cabo es la reina de las facultades, y sin ella el hombre no sería ni una pálida sombra de lo que es. En gran medida, el mundo se mueve a impulsos de imaginación. La locura, siempre la locura... "como no sabían que era imposible lo hicieron".

En este mismo instante me abro un botellín de Cruzcampo bien fresquito, y brindo por la imaginación, a la vez que constato que la mascota cruzcampera, el Gambrinus, ha perdido mucho desde que la empresa lo puso a régimen. ¡Gordo estaba mejor!

Pues eso.

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