jueves, 23 de diciembre de 2010

katty, la mujer-vidriera


Érase que se era una buena señora que se convirtió en vidriera. Nada hacía presagiar tal transformación el día de su comunión, pero con el paso de los años, su pasión por las iglesias se convirtió en obsesión. Limpiaba los santos, recogía el cepillo, y daba catequesis a chiquillas y chiquillos. No faltaba a una misa, no faltaba a una novena, y se quedaba velando el templo las noches de luna llena. En el pueblo otra cosa no se discutía: "A la Katty se le está poniendo cara de Santa Catalina de Alejandría". Una buena mañana, sin saber el porqué, el pelo de Katty comenzó a crecer; pero no lo hacía de cualquier manera, ya que lo que antes fue tirabuzón ahora tornábase en colorida vidriera. Ningún color faltaba, y la corona de cristales aumentaba y de crecer no cesaba. Dicen los lugareños que los vitrales de la "Saint Chapelle" son más pequeños.

Hoy día es el máximo atractivo turístico de Dakota del Norte.


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