Extraña mujer

Son las diez de la mañana del Domingo de Resurrección y me siento como la extraña mujer de piel rojo intenso y tórax rosa furcia. Se me cuadricula el cabello y entro en un estado de ansiedad más o menos acusado; he de volver a la cruda realidad, no ya la del trabajo, sino la de enfrentarme al estudio de oposiciones allá en la lejanía almeriense, aquel lugar que está en Andalucía pero no parece Andalucía; aquel lugar que parece Murcia pero no está en Murcia; tierra de nadie, o de David Bisbal como mucho. Como la extraña mujer, inicio un viaje que en este momento no me apetece absolutamente nada, más teniendo en cuenta de que mi única compañía será la música del coche y que cuando llegue tendré que limpiar una casa que dejé literalmente oliendo a zorruno por falta de tiempo y de ganas. Ya lo saben, "no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy" (si es que yo no podíaaaaaaaaa, sniffffffffffffff....!!) Ea, ta luego. Intentaré actualizar lo más que pueda dentro de las limitaciones técnicas que tengo allí, en la dimensión desconocida.