jueves, 23 de diciembre de 2010

Mi niña es mi vida


Vivir tantos meses en Almería te da, sin duda, nuevas perspectivas. Dicen que Almería es una provincia con notable crecimiento económico. No soy yo el que defienda que el fin justifica los medios. Dicha máxima se da diariamente en esta bonita tierra sin que a sus habitantes les preocupe que cada día sea más y más fea. Es más, lo defienden. Es lo que pasa con los nuevos ricos. No importa que se ganen territorios al Cabo de Gata para la construcción de un mastodóntico y horroroso hotel en primera línea de playa. No importa porque con ello habrá muchas familias que puedan comprarse los Mercedes más caros para presumir con ellos por sus pueblos. No habrá dinero para libros, claro. Ganar y ganar. Podrán con ello construirse casas intentando ser un pálido reflejo de la de Bush pero lamentablemente quedarán en un híbrido a caballo entre la fachada de una funeraria y un panteón familiar.

Cada mañana, cuando me dirijo al instituto, veo camiones cargados de calabacines, pimientos o tomates, que rara vez prescinden de letreros dedicados a la esposa o a los hijos. Ya lo decía la canción: "Precausión, amigo conductó". "Mi niña es mi vida", "Mi Jaime del alma", "Mi María del Mary", son algunos ejemplos notables. También se da la variante del graffiti con la Virgen del Carmen o advocaciones similares, guiándoles, claramente, el camino al invernadero. En algunas de las rotondas que aparecen entre estas huertas plastificadas a veces se agolpan grupos de más de diez de subsaharianos esperando que alguno de estos terratenientes del siglo XXI los recoja en su camión para trabajar al menos un día por una mísera cantidad. La situación, en efecto, y así reflejada, puede parecer cómica. Pero detrás hay mucho más. Y yo siempre lo digo: No hay nada más peligroso que un inculto con un fajo de billetes. En cuestiones estéticas no es sólo peligroso sino doloroso. No importa. Seguro en alguna casa de El Ejido hay hoy una nueva televisión de plasma con la que disfrutar de la telebasura. Seguro que mañana se producirán más abandonos escolares para que el mozuelo de la familia empiece a ganar dinero, aunque ello implique para él desconocer la palabra Democracia.

Seguro que, al final, los invernaderos devorarán la Sierra de Gádor.

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