Hoy llegamos al final del mes de Agosto. Para muchos será el final del verano. Para mí el principio de un nuevo año en el que no sé dónde viviré. Gajes del oficio, que suele decirse. Por ahora estoy en Barcelona hasta el domingo, día en el que un avión de una compañía de bajo coste me teletransportará hacia Sevilla en menos de una hora y media. Llevo aquí casi dos semanas, y he hecho un poquito de todo. Ayer se marchó Sergio a Granada, pero aún quedamos Jesús y un servidor en este multicolor piso del barrio del Raval. Aquí podéis vernos en plena efervescencia catalanobarcelonesa, como muestran adecuadamente los colores de nuestros cabellos. Fíjense en la camiseta azulgrana. Fíjense en las sonrisas, reveladoras de unos días hilarantes. Y fíjense, cómo no, en nuestro cuerpo, síntoma inequívoco de un surrealismo muy propio de principios del milenio. Miedo me da.
Menosmal que hay un hombre en España lo hace todo!
Gràcies, Catalunya!
Menosmal que hay un hombre en España lo hace todo!
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