Draculina

Os presento a Draculina. Le llaman así por su genial vestido rojo y negro diseñado por Ágata Ruiz de la Petarda durante su período de aprendizaje. Draculina es tan fanática de su vestido que prácticamente no concibe su existencia sin él. Como ella es muy aficionada al esoterismo y las ciencias ocultas, sale cada noche a pasear por los alrededores del pueblo a la búsqueda de fenómenos paranormales, pero según dicen sus vecinos, la verdaderamente paranormal es ella, pues cuentan las malas lenguas que regresa con la boca goteando sangre una noche sí y otra también. Algunos avispados afirman haberla vista devorando mamíferos de toda índole en el camino que dirige al cementerio, desde donde hemos tomado esta exclusiva instantánea. Amante de los cipreses, de las bolsas de basura y de los cromos de "La Pandilla Basura", Draculina se siente incomprendida en su Villaciega de la Sorda natal. Cuando decide ir a desayunar a la "Cafetería La Luna Llena" y pide su tostada con aceite, antes de volver la vista atrás ya le ha colocado el camarero el correspondiente ajo sin ella haberlo pedido. Si un día decide ir a visitar la iglesia, nada más acercarse, las lugareñas le atizan con el rosario profiriendo extrañas y apocalípticas oraciones. A los entierros no puede asistir, pues cuando el párroco percibe su presencia empieza a echarle agua bendita, dándose el caso de que en aquella zona de sierra está a bajas temperaturas y provocan en Draculina severas pulmonías. No tiene amigas. Las que tuvo en el instituto se casaron todas, y ninguna le habla. Es más, si está paseando por la plaza, cogen a sus niños en brazos y le susurran al oído que no se acerquen a "la mujer de rojo y negro". Novios ni uno. No sabe lo que es el sexo por más que digan en el pueblo que es necromántica. Alguna vez ha intentado entablar relaciones durante la verbena de Agosto con algún pueblerino y en casi todos los casos han huido despavoridos mientras se tpaban el cuello.

Realmente Draculina tiene un problema. Ha escrito una carta a la reina, de la que es muy devota, pero aún no le ha contestado. También ha pensado en hacerse cantante y formar un duerto con alguna artista trash de la talla de Ámbar o Malena Gracia. Pero para ello tendría que ir a la ciudad. Todo se le pone muy cuesta arriba. De momento ha decidido irse a vivir al bosque, porque ni su madre está conforme, y duerme con una cruz de Caravaca debajo de la almohada. En el bosque al menos está tranquila, y para comer se apaña con los frutos silvestres.

Si la véis dadle recuerdos...