sábado, 25 de diciembre de 2010

Los dos moros, el amante bandido y la rana dicharachera


He estado más de una vez en los Carnavales de Cádiz, pero cuando mejor me lo pasé fue aquel año que alquilamos una minúscula habitación a una señora de los más freak. María y yo nos disfrazamos de pareja oriental a lo "Mil y una noches", pero Isadora estuvo largas horas elaborando un traje de Rana Gustavo con el micrófono incluido. Fuimos a Cádiz en autobús, y allí estaba esperándonos Nacho, que había llegado antes que nosotros. Isadora adoptó la postura de cicerone ya que se las daba de gran entendida en carnaval y todo lo que acompaña a los intríngulis de chirigotas, comparsas y demás. A María y a mí no nos quedó otra que ceder a la presión y tuvimos que esperar a que unos conocidos de la citada anfibia terminaran un botellón en una casa sin que ni siquiera se nos ofreciera consumición alguna. Llegamos a la Plaza Mina, atestada de personas con botellonas, pasadas las dos de la madrugada y allí no paramos hasta localizar a Nacho, que estaba disfrazado de Amante Bandido, dado que dos amigas de su facultad iban ataviadas con el look típico de las Azúcar Moreno. De vez en cuando nos deleitaban los tres con el hit eurovisivo en cuestión. Dado que Isadora no mostraba intereses lúdico-etílicos verdaderamente relevantes, no tardamos en alejarnos de su grupo de conocidos para estar con Nacho, aunque iba y venía para informar con su verborrea cansina y, en ciertos momentos, poco soportable. Como no terminó de integrarse en la nueva situación, que cada vez se tornaba en más y más divertida, terminó por irse poco después de las cinco de la madrugada. Fue entonces cuando empezó a animarse la noche, y, una vez terminado el botellón, terminamos comprando botellas de Moscatel y moviéndonos por las calles aledañas, barrio La Viña incluido, hasta que se nos fue haciendo de día. Terminamos Nacho, María y yo sólos deambulando sin parar de reirnos con un estado mental propio de una ingesta de LSD, pese a que nunca tuvimos conciencia de que consumiéramos tal sustancia. Nacho tomó las riendas de la situación y se obsesionó con Isadora ("La Rana"), de forma que los chistes sobre ella se sucedían uno tras y otro casi sin parar. Nos encontramos un carrito de la compra que se convirtió en nuestro vehículo de locomoción hasta que vimos unos autobuses que nos llevaron a nuestro alojamiento, al que llegamos pasada la una del mediodía. Mientras más nos acercábamos, más nos reíamos ante la situación de encontrarnos a la rana dormida en su cama. A las tres horas nos despertamos y la rana se había marchado para asistir a ver la actuación de los coros por las calles de la ciudad. Nacho cogió el disfraz del reportero más dicharachero de Barrio Sésamo e hicimos una sesión fotográfica de lo más particular. Fue una de las noches más recordadas. Uno de los días de mi vida en los que mejor me lo he pasado y más me he reido.

Hoy traigo a Cádiz al fotolog porque hoy he estado allí. Desde mañana trabajaré y viviré en uno de los pueblos más bellos de España: Arcos de la Frontera. La pega es que sólo serán dos meses. Retorno a mi condición de profesor itinerante. Tendréis noticias.

Saludos gaditanos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...