martes, 28 de diciembre de 2010

La grapa


Supongo que todos y cada uno de nosotros habremos tenido a lo largo de nuestra existencia caídas más o menos ridículas, o accidentes caseros más o menos surrealistas. Yo en ese capítulo no ando demasiado mal, teniendo en cuenta que luzco una cicatriz kilométrica en mi frente imposible de ocultar, y cuya ubicación y circunstancias creo no haber revelado aún este flog (por lo que pido a mis allegados no lo hagan hasta que yo muestre vía paint todo cuanto rodea a tan insigne acontecimiento). El caso es que lo que hoy quería recordar es uno de los capítulos más absurdos que he protagonizado en relación a los accidentes domésticos, y que, afortunadamente, pasó hace ya muchos años. Resumiendo: Me planté una grapa así, como si nada, en uno de los dedos de una mano. Lo mejor es que todo esto aconteció durante una clase en el instituto, y, debido a mi timidez adolescente, no desvelé tal circunstancia a lo largo de toda la mañana, y sufrí en silencio mi dolor de grapa, o mi dolor de dedo, o mi dolor de uña... que ya no sabía ni lo que me dolía, con la mano metida en el bolsillo. Así regresé a mi casa choquera y en mi habitación estuve desenroscando el citado cuerpo extraño durante todo lo que restaba de día, entre llantos y gemidos, mientras gritaba desconsolado "La grapa, la puta grapa, putaaaa", y demás salidas de tono que por educación obviaré reproducir en este lugar. Incluso recuerdo haber grabado en un musicasette el audio de tal situación, que no se resolvió con éxito hasta las once o doce de la noche, pues me negué a cualquier ayuda externa que pudiera proceder de algún miembro de mi familia. Patético todo, ¿verdad? Pues eso no es todo. No fue la primera vez que me grapé el dedo. Hubo una segunda vez. No sé, le pillaría el gustillo. El caso es que la segunda vez fue más rápida, y menos dolorosa. Lo que es la práctica, oyes.

P.D.- Otra vez, de más niño, me pillé el pito con la cremallera del pantalón. Ná, una época que me dio por no ponerme calzoncillos, con lo que eso proteje! Por suerte, el vecino del quinto era médico, y ná, me sacó la pilila de allí. Debido a la castidad de esta web he decidido no reproducir este último capítulo, así que ná, quedaros con el de la grapa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...