"¡Qué bonito es pintar en mi pizarra! Qué bonito expresar mis pensamientos!..."
Esta es la absurda y sonrojante letra de una canción que inventé en mis años pubertosos y que el otro día se me vino a la memoria. Supongo que en ese momento ni se me pasaba por la cabeza que terminaría siendo profesor de Geografía e Historia.
Ser profesor te da la posibildad de pasar al otro lado. Al de la pizarra. Vivimos estos días en el instituto días de estrés y trabajo acumulado. Ya sabéis: Exámenes parciales, exámenes finales, recuperaciones..... para un profesor, esto se traduce no sólo en hacer el examen para después corregirlo, sino también hacer las medias, decidir a qué alumno suspendes y a qué otro apruebas a causa del esfuerzo realizado... a esto le sumáis informes, sesiones de evaluación ordinaria, sesiones de evaluación extraordinaria, entregas de notas, reuniones con padres o alumnos, decisiones de promoción, de repetición o de ingreso en ciclos o programas de garantía social, memorias de tutoría, despedidas varias, y así un largo etcétera. Entre todo este batiburrillo más administrativo que otra cosa me quedo con las miradas de los adolescentes estos días últimos del curso, desde el otro lado, aquel en el que yo estuve no hace tanto tiempo. Me retrotraigo y recuerdo como si fuera ayer qué sensaciones se sentían esos días en los que los suspensos y los aprobados se iban contando con los dedos para, si fuera posible, ir preparando el terreno en casa, con tus padres. Hoy miro a estos futuros hombres y mujeres y no sólo recuerdo esas sensaciones, sino que además tomo conciencia del trabajo tan bonito que desempeño. Al fin y al cabo, estoy en contacto con la vida. Con el presente y con el futuro. Así que por muy ñoña que sea, hoy cantaría esa misma canción:
"¡Qué bonito es pintar en mi pizarra!"
P.D.- Dedicado a esas miradas que tengo la suerte de compartir desde Febrero del año pasado en Jaén, Cádiz, Granada y Almería.
Esta es la absurda y sonrojante letra de una canción que inventé en mis años pubertosos y que el otro día se me vino a la memoria. Supongo que en ese momento ni se me pasaba por la cabeza que terminaría siendo profesor de Geografía e Historia.
Ser profesor te da la posibildad de pasar al otro lado. Al de la pizarra. Vivimos estos días en el instituto días de estrés y trabajo acumulado. Ya sabéis: Exámenes parciales, exámenes finales, recuperaciones..... para un profesor, esto se traduce no sólo en hacer el examen para después corregirlo, sino también hacer las medias, decidir a qué alumno suspendes y a qué otro apruebas a causa del esfuerzo realizado... a esto le sumáis informes, sesiones de evaluación ordinaria, sesiones de evaluación extraordinaria, entregas de notas, reuniones con padres o alumnos, decisiones de promoción, de repetición o de ingreso en ciclos o programas de garantía social, memorias de tutoría, despedidas varias, y así un largo etcétera. Entre todo este batiburrillo más administrativo que otra cosa me quedo con las miradas de los adolescentes estos días últimos del curso, desde el otro lado, aquel en el que yo estuve no hace tanto tiempo. Me retrotraigo y recuerdo como si fuera ayer qué sensaciones se sentían esos días en los que los suspensos y los aprobados se iban contando con los dedos para, si fuera posible, ir preparando el terreno en casa, con tus padres. Hoy miro a estos futuros hombres y mujeres y no sólo recuerdo esas sensaciones, sino que además tomo conciencia del trabajo tan bonito que desempeño. Al fin y al cabo, estoy en contacto con la vida. Con el presente y con el futuro. Así que por muy ñoña que sea, hoy cantaría esa misma canción:
"¡Qué bonito es pintar en mi pizarra!"
P.D.- Dedicado a esas miradas que tengo la suerte de compartir desde Febrero del año pasado en Jaén, Cádiz, Granada y Almería.
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