martes, 28 de diciembre de 2010

Cristinita y Chabeli macarenas


La pasada "madrugá", dos de mis niñas, Isa y especialmente Cristinita, se me hicieron macarenas contra todo pronóstico.

Vimos todas las cofradías de la madrugada del Viernes Santo como deben verse. Con anécdotas. Con cervezas. Con cafés con leche. Con chocolate. Con tostás. Y con frío. Con mucho frío. El Gran Poder por el Museo, en primera fila, como únicamente debe verse. La Hermandad de Triana "trianeando" por el barrio del Arenal. Los Gitanos haciendo las chicotás eternas en la Cuesta del Bacalao.El Silencio, El Calvario. Y la Macarena. Siempre la Macarena. Por la noche, por la mañana, pero siempre disfrutando de una de las cosas más especiales que ha inventado esta ciudad tan esquizofrénica pero tan maravillosa al mismo tiempo. Porque la Macarena levanta pasiones a creyentes y ateos, a sevillanos y a foráneos, digo yo que por algo será. Cristinita, que nunca ha sido capillita y en su vida ha visto si acaso media docena de pasos, quería ver el palio una y otra vez. No se cansaba. Ni yo, claro. Crea adicción.

Muchas gracias a Cristinita y a Isa por una madrugá genial. Por estar toda la noche juntos y por habérnolos pasado tan tan bien, compaginando risas con momentos plenamente capillitas, jejeje. Gracias también a Mónica, Pepe, Jesús y Curro, por haber compartido también, total o parcialmente, estos buenos momentos.

En la foto, Cristina e Isa rodeadas de los dos colores de tan mágica noche: El negro del Gran Poder, y el verde de la Esperanza.

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