miércoles, 22 de diciembre de 2010

Cubano


Hubo un tiempo en que parecía que España se iba a llenar de cubanos cuyas máximas aspiraciones parecían ser las de establecer relaciones con antiguas folclóricas venidas a menos y deseosas de salir del ostracismo para entrar inmediatamente después en el plató de "Salsa Rosa", en el de "¿Dónde estás corazón" o incluso en el saloncito de "A tu lado". Todas parecían tener ganas de ser vapuleadas en televisión por periodistas como Lydia Lozano, Karmele Marchante o incluso por Kiko de "Gran Hermano".

En el otro lado, los cubanos llegados a España hacían gala de un analfabetismo insultante. Solían ser aficionados al alcohol y diversas sustancias ingeribles por variados conductos. Los muchachotes, generalmente de belleza discutible, y, en el mejor de los casos, con un encanto rural perfectamente válido para hacer las delicias de las marujonas más militantes de nuestro país, eran embaucadores natos, y conseguían llevar a las octogenarias y ridículas ex-tonadilleras a su campo de acción.

Sin embargo, la empresa no era sino un acuerdo entre ambos para alcanzar pingües beneficios. Con la unión, matrimonial o no, del cubanito y la mujerona, el primero conseguía los papeles de residencia en España a la par que veía crecer su cuenta bancaria programa tras programa, y la segunda conseguía salir a la luz tras pasar cuarenta años desde su último éxito musical, que a buen seguro tendría títulos del estilo de "Lucero de cascabeles", "Amor torero", "Mi corazón es rojigualda" y demás lugares comunes.

La segunda parte de las historias, que en algunos casos han terminado y en otros asistimos aún a sus últimos capítulos, suele cerrarse con separaciones con gran despecho por parte de la atribulada cantante, o con denuncias de malos tratos de las características más variopintas que imaginarse se pueda.

Ejemplos tenemos varios. Les sugiero 5 minutos de silencio para acordarse de los cubanos y de sus tonadilleras. Yo ya les digo las más mejores: Marujita Díaz/Dinio (a lo que habría que sumar toda su pléyade familiar. Anótense los posteriores negocios marbellíes, y la actual condición del hermano del susodicho, actor porno), y Sara Montiel/Tony Hernández (se recomienda el visionado de las fotos de la pareja en unas pintorescas viviendas de inspiración oriental, con moros haciendo de atrezzo).

Que disfruten del día, y un fuerte abrazo al pueblo de Cuba, que seguro que tiene cosas más importantes que aportar.
 

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