Este año estuve por primera vez en el Orgullo Gay de Madrid y fue toda una experiencia. Las carrozas eran divinas, eso está claro, a cada cual más marchosa y más llena de musculocas (me pregunto yo si harán limpieza étnica a la hora de acceder a ellas). Sin embargo, mi carroza preferida no llevaba ni ruedas, ni música, ni purpurina ni condones. No. Los mejores fueron estos dos que os muestro: Una pareja de un chico y una chica que se subieron a la marquesina de una parada de bus urbano con unas pistolas con los colores del arcoiris, cargadas de agua, y unos antifaces morados. Estuvieron durante las cuatro horas que tardó en pasar la cabalgata animando, bailando y disparando agua hacia las carrozas. De vez en cuando volvía a mirar a la marquesina y seguían exactamente igual. Ella levaba un bolso marypoppinesco en el que le cabía de todo, pues nunca les faltaba ni alcohol ni tabaco, y no desfallecieron en ningún momento. Me parecieron los más auténticos de toda la manifestación. Cuando empezaron a pasar los camiones de basura se bajaron de un salto, y santas pascuas.
Para quien pasara por allí, estaban al inicio de Gran Vía, delante de una iglesia (San Hermenegildo, si no recuerdo mal), justo enfrente del Círculo de Bellas Artes y muy cerca del Edificio Metrópolis.
Creo que no se podía estar más orgulloso aquella tarde.
Para quien pasara por allí, estaban al inicio de Gran Vía, delante de una iglesia (San Hermenegildo, si no recuerdo mal), justo enfrente del Círculo de Bellas Artes y muy cerca del Edificio Metrópolis.
Creo que no se podía estar más orgulloso aquella tarde.
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