Cada vez me parecen más revolucionarios los curas. Y más románticos. Ellos, pobres, que se creen en la posesión de la verdad absoluta. Ellos, pobres, que defienden como legionarios cristíferos todos esos dogmas sobre la virginidad de María o resurrecciones diversas. Ellos, pobres, que pretenden controlar las "escenas hirientes" de la versión cinematográfica de aquel modismo llamado "El código Da Vinci". Ellos, pobres, que incluso dicen, pobres, que parte de la culpa del maltrato a las mujeres es motivado "porque ellas provocan al marido con la lengua" (lo mismo tienen razón, lástima de maltratadores, que por culpa de sus esposas se ven obligados a asesinarlas). Ellos, pobres, que también dicen que el aborto es un asesinato impune. Ellos, pobres, que apoyaron a diractores militares lunáticos en las partes más variopintas de nuestro amado planeta. Ellos, pobres, que se pasan las horas al sol asistiendo a manifestaciones a favor de la familia. Ellos, pobres, que sostienen que la homosexualidad es un pecado, una tara, o inclusive una enfermedad. Ellos, pobres, que dan discursos al populacho cada domingo. Ellos, pobres, que en días de fiesta visten sus túnicas de colores brillantes y estampados imposibles. Ellos, pobres, que van a África para ayudar a los indígenas a cambiar de religión. Ellos, pobres, que llevan años de privilegios fiscales en nuestra Santa España. Ellos, pobres, que han maleducado a generaciones de españoles con el lema de la hoz y la cruz....
A ellos, los pobres, que trabajan tanto.... no les vendría mal una ley de peligrosidad laboral
A ellos, los pobres, que trabajan tanto.... no les vendría mal una ley de peligrosidad laboral
No hay comentarios:
Publicar un comentario