Aquí ando a estas horas de la mañana pendiente de los tres teléfonos, en espera de que me llamen de la Consejería de Educación y Ciencia, para que me manden a trabajar a cualquier punto de Andalucía. Tengo dos móviles sobre la mesa y no hago más que mirar, por si acaso vibran. Muy pronto haré las maletas, pero subiré dibujos siempre que pueda, especialmente los fines de semana.
El personaje de hoy está muy relacionado con la telefonía móvil y también con la educación, aunque yo mantenga mis dudas sobre si este señor educaba o hacía todo lo contrario. El director del instituto de Granada en el que trabajé el año pasado fue apodado por los alumnos, con muy buen criterio, "El pan integral", a la vista de la exacerbada pecosidad que recorría todos y cada uno de los poros de su piel. Él era la cabeza visible de un equipo directivo hostil y desfasado. Pero a su favor diré que simplemente era un papanatas, un hombre de pocas luces que vociferaba por los pasillos cual maruja menopaúsica, sin importarle si la persona a la que gritaba era alumno o profesor, bedel o secretario. En aquel instituto había algunos alumnos conflictivos, y en una de mis clases se produjo la desaparición de un móvil. Como el aparato no apareció, y como el padre del alumno al que se lo habían robado le presionó, este pan integral tomó la decisión, sin consultar conmigo, de que los alumnos y yo pagáramos el juguetito (que, por cierto, estaban prohibidos en el centro). Algunos compañeros míos y yo nos reíamos de las ideas de este pobre señor, que, además, tuvo la delicadeza de culparme del hecho delante de todos los alumnos. Menosmal que me lo tomé con humor, y tanto los niños como yo, pasamos de él como de la mierda. Al final salí indemne de tan surrealista anécdota que, por otra parte, fue objeto de chistes y burlas por parte de mis compañeros. Supongo que ahora estará gritando por los pasillos, como de costumbre. Pega más en un mercado de abastos que en un centro escolar.
... sigo esperando a que vibren mis teléfonos...
El personaje de hoy está muy relacionado con la telefonía móvil y también con la educación, aunque yo mantenga mis dudas sobre si este señor educaba o hacía todo lo contrario. El director del instituto de Granada en el que trabajé el año pasado fue apodado por los alumnos, con muy buen criterio, "El pan integral", a la vista de la exacerbada pecosidad que recorría todos y cada uno de los poros de su piel. Él era la cabeza visible de un equipo directivo hostil y desfasado. Pero a su favor diré que simplemente era un papanatas, un hombre de pocas luces que vociferaba por los pasillos cual maruja menopaúsica, sin importarle si la persona a la que gritaba era alumno o profesor, bedel o secretario. En aquel instituto había algunos alumnos conflictivos, y en una de mis clases se produjo la desaparición de un móvil. Como el aparato no apareció, y como el padre del alumno al que se lo habían robado le presionó, este pan integral tomó la decisión, sin consultar conmigo, de que los alumnos y yo pagáramos el juguetito (que, por cierto, estaban prohibidos en el centro). Algunos compañeros míos y yo nos reíamos de las ideas de este pobre señor, que, además, tuvo la delicadeza de culparme del hecho delante de todos los alumnos. Menosmal que me lo tomé con humor, y tanto los niños como yo, pasamos de él como de la mierda. Al final salí indemne de tan surrealista anécdota que, por otra parte, fue objeto de chistes y burlas por parte de mis compañeros. Supongo que ahora estará gritando por los pasillos, como de costumbre. Pega más en un mercado de abastos que en un centro escolar.
... sigo esperando a que vibren mis teléfonos...
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