Aquí tenemos a María, la chica que vomitaba y orinaba a la vez. Aunque ya está mucho más centrada, sus devaneos adolescentes fueron más que curiosos. Precedida de cierta fama de mojigata, entró en la pandilla de amigos del pueblo con ganas de comerse el mundo. Sus noches de martini con limón y su minifaldero vestido azul turquesa marcaron toda una época. Una noche de feria decidió jugar animadamente a beberse los cubatas como si de chupitos se tratara. Poco después buscó algún rincón para vomitar y quedó perpleja al comprobar que también sabía orinar al mismo tiempo, con lo cual el efecto sonoro era mucho mayor. Tras subirse las bragas -por encima del vestido- algún amigo descerebrado decidió acompañarla a su casa en semejante estado de lucidez. En efecto, ella misma ha contado que en su hogar, mientras dormía, tuvo una segunda sesión similar, de forma que su almohada quedó impregnada de tan jugoso néctar. Su primo, que dormía en la misma habitación, intentó ocultar las pruebas debajo del ropero. Al parecer, no fue suficiente: Al día siguiente, todo el pueblo, incluída su familia, conocía su gran hazaña.
Dedicado a María. La mejor amiga, la mejor compañera de estudios, de viajes, la mejor novia, la mejor ex-novia... Sencillamente la mejor.
Dedicado a María. La mejor amiga, la mejor compañera de estudios, de viajes, la mejor novia, la mejor ex-novia... Sencillamente la mejor.
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