La mole. Hoy es lunes, y los lunes son asín, un poco raros. Y además estamos en Septiembre. Siempre he defendido que el año no empieza en Enero, sino en Septiembre. Es entonces cuando uno se plantea cosas diversas y variopintas, objetivos a cumplir: Dejar de fumar, encontrar novio, estudiar más, buscar trabajo o apuntarse a un gimnasio, entre otras muchas. Ninguna de éstas está entre mis prioridades, pero sí la de bajar peso. El verano tiene la fea costumbre de instalarse en tu barriga sin pedirte permiso. En Septiembre es cuando esta circunstancia llega a su máximo apogeo. Sientes que los pantalones abrochan con más dificultad, te enfadas cuando tienes que elegir la ropa que ponerte un sábado por la noche y descubres que aquella camiseta negra que tan bien te quedaba te resulta incómoda, y así un largo etcétera. No sé si lo conseguiré, pero en otoño suelo volver a a adelgazar. Así que a partir de mañana, intentaré evitar las cervezas por la noche, las tapitas del bar, reduciré mi dosis diaria de pan, y desayunaré "Kellog's Special K". Todo sea por no acabar como la mole.
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