A lo largo de esta semana comienza el curso escolar. Aquí estoy desde primeras horas de la mañana enganchado a las listas para sustituciones, que salen hoy. A ver qué tal este año.
Llevo trabajando para la Junta de Andalucía sólo desde Febrero, pero mis experiencias docentes comenzaron antes. Hace tres años entretenía mis tardes dando clases particulares a domicilio, a tres niñas de primaria. Y hace dos, justo cuando decidí prepararme las oposiciones de Secundaria, compaginé los estudios con un bonito trabajo de monitor de actividades extraescolares en un colegio de Infantil y Primaria: Aula Matinal, Comedor Escolar y Taller de Cuentacuentos. Nunca pensé que me gustaría tanto trabajar en un centro escolar, ni tratar con padres y madres, ni convivir con niños de 3 a 12 años. Me sorprendí a mí mismo. Fueron ellos, los niños, y los excelentes compañeros de trabajo que tuve, los que amortiguaron el proceso casi depresivo que sufrí por aquel entonces.
Aquí me pueden ver conduciendo mi antiguo coche junto a Cristina y María mientras nos dirigimos a Mairena del Aljarafe. Mi coche, un Volkswagen Polo, fue bautizado por María como la "Buchinguer", ya que, según ella, era un perfecto remedio para adelgazar, de tanto calor que se pasaba dentro. No importaba. Los momentos allí dentro fueron inolvidables. Cotilleábamos, gritábamos por la ventana, reíamos, y siempre cantábamos. Cantábamos aquello que nos dictara la radio. Al subir al coche, aquello se convertía en toda una auténtica "Buchinguer in action". Decía Almodóvar no hace mucho que un coche era un lugar perfecto para la comedia, y desde luego no puedo estar más acuerdo. Entre las páginas más entrañables de mi vida no puedo sino incluir los momentos pasados en este bonito coche. ¡Qué alegría desbordábamos cada día al ir a nuestro cole! ¡Qué momentos de luz y color!
Dedicado a todos los niños que me dieron vidilla aquellos meses. Y a los que fueron mis compañeros, por supuesto: Cristina, María, Cadi, Fidel, Pepa, Bea, Rocío, Ana, Isa, Agus, Luis, Ale... Besos mañaneros...
Llevo trabajando para la Junta de Andalucía sólo desde Febrero, pero mis experiencias docentes comenzaron antes. Hace tres años entretenía mis tardes dando clases particulares a domicilio, a tres niñas de primaria. Y hace dos, justo cuando decidí prepararme las oposiciones de Secundaria, compaginé los estudios con un bonito trabajo de monitor de actividades extraescolares en un colegio de Infantil y Primaria: Aula Matinal, Comedor Escolar y Taller de Cuentacuentos. Nunca pensé que me gustaría tanto trabajar en un centro escolar, ni tratar con padres y madres, ni convivir con niños de 3 a 12 años. Me sorprendí a mí mismo. Fueron ellos, los niños, y los excelentes compañeros de trabajo que tuve, los que amortiguaron el proceso casi depresivo que sufrí por aquel entonces.
Aquí me pueden ver conduciendo mi antiguo coche junto a Cristina y María mientras nos dirigimos a Mairena del Aljarafe. Mi coche, un Volkswagen Polo, fue bautizado por María como la "Buchinguer", ya que, según ella, era un perfecto remedio para adelgazar, de tanto calor que se pasaba dentro. No importaba. Los momentos allí dentro fueron inolvidables. Cotilleábamos, gritábamos por la ventana, reíamos, y siempre cantábamos. Cantábamos aquello que nos dictara la radio. Al subir al coche, aquello se convertía en toda una auténtica "Buchinguer in action". Decía Almodóvar no hace mucho que un coche era un lugar perfecto para la comedia, y desde luego no puedo estar más acuerdo. Entre las páginas más entrañables de mi vida no puedo sino incluir los momentos pasados en este bonito coche. ¡Qué alegría desbordábamos cada día al ir a nuestro cole! ¡Qué momentos de luz y color!
Dedicado a todos los niños que me dieron vidilla aquellos meses. Y a los que fueron mis compañeros, por supuesto: Cristina, María, Cadi, Fidel, Pepa, Bea, Rocío, Ana, Isa, Agus, Luis, Ale... Besos mañaneros...
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