La loca de Chueca

Ayer salí por el ambiente tras mucho tiempo sin ir por allí. El verano ha sido movidito, con idas y venidas, y lo que he parado en Sevilla lo he invertido en tareas más interesantes que bailar reggaeton en una discoteca repleta de musculocas catetas dispuestas a contonear sus caderas al ritmo de las canciones más horrorosas. Mucha camisa abierta, mucha cadenita, poco que observar. Nada ha cambiado. Como decía Julio Iglesias, la vida sigue igual. Las locazas siguen donde estaban. Es ésta una palabra que siempre me ha hecho gracia en su relación con la pluma gay. Por eso una vez dibujé una loca de Chueca que no era sino una mujer que no estaba en sus cabales. Con el pelo largo y alborotado, el arcoiris detrás y la sonrisa en su rostro. Poco de eso ví ayer. Las locas que ví son más "esaborías"; te miran de reojo con cara de superioridad, con los labios fruncidos y con unos ojos que poco tienen que aportar. ¡Qué gente más gris! Me quedo con la loca de Chueca. La que yo pinté. Claaaaaro