Qué lejos quedaron ya aquellos tiempos en los que solía encontrarme con la regordeta bibliotecaria medievalista de la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Sevilla.... recuerdo que al principio me caía mal, tan marisabidilla, pero terminó siendo un solete, y ambos nos acostumbramos a nuestra mutua presencia. Mis estudios de doctorado siguen apartados, y la causa es el olor a alcantarilla que se respiraba en todos y cada uno de los rincones de esa santa facultad. Sin embargo, tengo que hacerlo, tengo al menos que coger los libros de mudéjar, la cámara de fotos, y ponerme a visitar las iglesias del sur de Extremadura, que por algo me dieron una beca... pequeñita sí, pero, claro, no de Sevilla (que ya sabemos que allí esas cosas son según mercado), sino de la Diputación de Teruel.
Ahora que le estoy viendo a la bibliotecaria medievalista el libro de Klaus Wagner, me pregunto si eso me lo habré leído o no.... Ays, qué pereza, qué presión.... y todo pa que me den dinero y puntos pa las oposiciones!
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