La Granja. En mis días adolescentes, uno de mis hobbies y de mis compañeros de instituto era parar borrachos en una cabina del barrio de Santa Cruz tras pasarnos la noche bebiendo por ahí, y llamar por teléfono a la casa de nuestra amiga Paola. Al descolgar el auricular, cada uno de los cinco o seis que estábamos allí, borrachos, empezábamos a reproducir el sonido de un animal distinto, duarnte el tiempo aproximado de un minuto o minuto y medio. El ritual de vuelta a casa -siempre a pie- se solía ver luego aderezado por el baño en alguna fuente y por la recogida de diversos souvenirs encontrados en los contenedores de basura. Todo un show, cierto es, llaménlo cruel, pero un show de primera categoría. Hoy no mantengo el contacto con ninguno de mis compañeros de granja, y con dos de ellos me dejé incluso de hablar. Aún así, el recuerdo de estos momentos me sigue sacando la sonrisa.
Preparando las maletas para irme al pueblo de mis padres en Badajoz, volveré próximamente al mundo del fotolog con ansias renovadas. Hasta dentro de unos días
Preparando las maletas para irme al pueblo de mis padres en Badajoz, volveré próximamente al mundo del fotolog con ansias renovadas. Hasta dentro de unos días
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