Elpidia asiste al botellón de su hijo cincuentón.... He aquí una anécdota real. Fue en las fiestas del pueblo de mis padres, en Extremadura. A las 4 ó 5 de la madrugada, podía verse muy cerca de los coches de choque un improvisado botellón a base de DYC con cola sobre el capó de un Renault 6 de color blanco. Los botelloneros no eran otros que dos lugareños ya entrados en años -y en kilos- que presumiblemente no tuvieron con quién dejar a la madre octogenaria y allí que se la llevaron a la fiesta. Acomodada en el asiento de copiloto, vestida de negro de pies a cabeza y mitad dormida, mitad despierta, asistía a la fascinante aventura de beber en la calle.
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