... La Beata...
La ven ustedes con cara de buena persona, podríamos decir incluso que atractiva, pero no se dejen engañar por las apariencias. Ya lo saben, recordad aquello de la zorra con piel de corderito, y esas fábulas tan maravillosamente encantadoras con las que tantas veces nos ha ilustrado la Santa Iglesia Católica las normas de la moral y aquella palabra tan alucinante y tan retrógrada a la vez llamada urbanidad. Estas señoras tan lindas, que dependiendo de su caché, llevan pañuelito o van a cabeza descubierta, se suelen entretener últimamente en viajar hasta Madrid para manifestarse enérgicamente a la vez que hacen labores políticas. Qué cosas, yo que tenía a las monjas por pasteleras de clausura, ahora gritan contra el prójimo para que no se case, para que estudien rligión por cojones o para que África siga su ascendente cuota de pobres e infectados de sida. No es de extrañar, la mano de obra la consiguen allí. Por eso digo que, aunque parezcan monas y decorativas, a lo mejor no lo son tanto.
Dedicado a Benedicto XVI. Ayer salió una normativa oficial en la que se prohibía que ingresaran en el cuerpo sacerdotal los homosexuales. Como anoche dijo Gabilondo (reconozco que aplaudí desde casa, solitario, con una cerveza y un cigarro), ¿por qué les preocupa tanto? ¿El sacerdocio no exige celibato?
La ven ustedes con cara de buena persona, podríamos decir incluso que atractiva, pero no se dejen engañar por las apariencias. Ya lo saben, recordad aquello de la zorra con piel de corderito, y esas fábulas tan maravillosamente encantadoras con las que tantas veces nos ha ilustrado la Santa Iglesia Católica las normas de la moral y aquella palabra tan alucinante y tan retrógrada a la vez llamada urbanidad. Estas señoras tan lindas, que dependiendo de su caché, llevan pañuelito o van a cabeza descubierta, se suelen entretener últimamente en viajar hasta Madrid para manifestarse enérgicamente a la vez que hacen labores políticas. Qué cosas, yo que tenía a las monjas por pasteleras de clausura, ahora gritan contra el prójimo para que no se case, para que estudien rligión por cojones o para que África siga su ascendente cuota de pobres e infectados de sida. No es de extrañar, la mano de obra la consiguen allí. Por eso digo que, aunque parezcan monas y decorativas, a lo mejor no lo son tanto.
Dedicado a Benedicto XVI. Ayer salió una normativa oficial en la que se prohibía que ingresaran en el cuerpo sacerdotal los homosexuales. Como anoche dijo Gabilondo (reconozco que aplaudí desde casa, solitario, con una cerveza y un cigarro), ¿por qué les preocupa tanto? ¿El sacerdocio no exige celibato?
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